sábado, 23 de julio de 2011

Se estrella una estrella

La ¨Diva trash del soul¨ según la prensa  británica

Este día murió una de mis pocas artistas favoritas hablo de la brillante cantante Amy Winehouse, no es mi favorita por sus líricas, sino mas bien por su excelente registro vocal, su dominio y los fabulosos músicos que la acompañaban.

La maldición de los 27 años apuntan los medios, recordando a grandes músicos talentosos mundialmente conocidos que forzosamente desaparecieron a los 27, hablo de Jimmi Hendrix, Bryan Jones guitarrista original de los Rollings Stones, Janis Joplin, Jim Morrison de The Doors y Kurt Cobain de Nirvana en los 90´s  quien influencio a la generación X, la  mía.

Digo forzosa porque más que una maldición, es el producto de una concatenación de minitragedias que van carcomiendo la delgada cadena de la vida, que al final se rompe. Ninguna persona, nadie, puede soportar vivir en un permanente estado de drogadicción y/o ebriedad y anhelar pasar de los 30 años, eso es como pretender ir a 200 KPH y pasarse los semáforos en rojo esperando no chocar con nadie.

Me quedo con el genuino deseo de esperar más de Amy, su obra póstuma, ya no tardarán las disqueras de lucrarse de su muerte ofreciendo lo inédito.

El problema no es la edad, es lo que hacemos mientras llegamos a ese momento de nuestra breve historia. Lamentable es la perdida de una estrella y lo es más aún cuando la estrella apaga con su propia mano su luz. Esta no es la maldicion de los 27, esta es la maldición de la droga.

Mientras escribo estas lineas se me viene una reflexión a la cabeza, Amy a pesar de ser drogadicta y borracha pudo alcanzar por un instante el borde de la fama con su talento, me pregunto ¿y todos aquellos que     por estar atendiendo su vicio, ni siquiera se han dado cuenta que tienen talento? ¿Los conoceremos algún dia antes que lleguen a los 27? ¿Dónde están?

Sé muy bien que a esta hora, hay un premio nobel borracho tirado bolsiado por las dormilonas en alguna cuneta, un premio pulitzer fumigado por la marihuana, sé que hay un extrovertido cómico encerrado en alguna habitación con la paranoia del crack, y más de algún cocainómano con síntomas de tecolote sin poder dormir por la dosis.

A ti que me lees te digo, nunca permitas que una sustancia robe la esencia de tu talento, no vale la pena desaparecer como efímera bocanada de humo.